miércoles, 24 de junio de 2009

Honestidad

He de confesar que empiezo a sentir mareos, dolor de cabeza y una serie de síntomas que me son tristemente conocidos. Parece que la separación con mi chico está saliéndose de las manos. Y es triste porque el dolor, que es absurdo, que, desde luego, no ayuda a arreglar nada, hay un momento que se vuelve incontrolable y aleja el camino de la solución y confunde, y daña.

Llevo tantas semanas intentando afrontar de cara a la galería, una situación que pareciera racional y que obviamente haría avergonzar a cualquier persona de estas superadas, que esconden la miseria en la que viven y que tiene frases como "tú eres tan inteligente que no debieras de dejar que un problema sentimental de devore". Mierda.

Pero esta confesión, abierta, a quemarropa, desangrante, y clara la tengo que hacer para poder leerla sobre papel (o pantalla) y saber que he llegado a un punto de no retorno. Yo no puedo jugar con las apariencias, soy lo que soy y lo que me sucede.

El punto exacto es: Me has dejado hace casi tres meses y yo no lo he hecho todavía. Vivo intentando una cosa que es absurda, imaginando caminos imposibles y parece ser que mostrándome para que las cosas cambien y así lo único que hago es acentuar mi hundimiento y agrandar la brecha que se abrió entre tú y yo. Y esto me está ahogando.

Para mí eres el hombre de mi vida y lo que está claro es que no quieres serlo ya más.

Acabo de aprender -hoy- que el desamor es, debe ser doliente, por naturaleza, aunque sé que tu bondad, la que sé que tienes, es impotente frente a este proceso porque él la anula. Es ley de vida. Necesitas romper (nunca mejor dicho).

Mañana voy a volver a un sistema de sanación externo a mí. No hay salida. El riesgo es olvidar y poner un punto y aparte. Romper con la fantasía de cambiar algo que es imposible para cualquier ser humano: los sentimientos del otro. Pienso en la película con la que nos enamoramos y me parece tan paradógico...!

Y lo que tenga que ser, será.

No quiero olvidarme que hoy, virgen de farmacoterapia, pienso tiernamente en volver contigo, algún día, más temprano que tarde. Y que tu frase favorita, segundas partes nunca fueron buenas, sea un artilugio del sentido común que dos hombres puedan destrozar a machetazos de verdad.

Adiós, con mucho amor, con todo el amor que tengo: que te vaya bien.

2 comentarios:

Bo Peep dijo...

Cuánto siento que estés pasando por un momento así y a la vez y aunque resulte incomprensible cuánto te envidio. ;)

(Lo de mi feed no tengo ni idea, en realidad es que de esas cosas no tengo ni idea de nada, con que escriba y se lea me conformo.)

Besos para ti.

amanda dijo...

La gente incrèdula de la que nos mantenemos hablando, con esa arrogancia de los sufrimientos.

De rodillas y con làgrimas sobre la ropa amarilla del varòn que acabo de traer, desde la tierra verde y triste de nuestro paìs, contenta y acompañada con la mirada al sol.

Nada màs humillante que ser nosotros , los que sòlo podemos ser honestos, los que sòlo podemos por una vez o por muy pocas, los que no conocemos otra forma de vivir.

Làstima, que mil plabras en web no lo puedan decir por completo, pero màs làstima de quienes no pueden escribir una sòla.

La vida no continùa, ni para tì ni para mì, hay que hacerla continuar!.

Te lo firmo! just fight!