miércoles, 10 de febrero de 2016

vih, una historia que se re-simboliza.


En estos días de carnaval, se celebra en Quito la reunión global de directores de las organizaciones miembros de la International hiv/aids Alliance. Vayan unas reflexiones para contextualizar algunos aspectos de los que no se habla y se calla voluntariamente acerca del vih y de quienes mueven el cotarro a su alrededor.

¿Qué es la Allianza Internacional y qué significa este evento?

Esta es una gran de red de organizaciones no gubernamentales que están alineadas a partir de una estrategia conjunta y un equipo ejecutivo que, a su vez, en la forma de una charity fundada y regida por el derecho inglés, tiene sede en Brighton, Inglaterra. De hecho, en sus inicios, formaba parte de un selecto grupo de donantes (o intermediarios de donantes) que canalizaban fondos para proyectos de desarrollo y salud, fundamentalmente en el terreno del vih. A partir de la gran crisis del capitalismo de 2008, las cosas han cambiado un poco y, su rol ha sido refundado más bien como intermediario político con los grandes donantes y como suministrador de asistencia técnica a sus miembros. Su legitimidad técnica y política depende de herramientas de validación que inciden más o menos en las estructuras alineadas: Su estrategia global y sus procesos de acreditación, que son directamente herederos de las políticas de la estrategia. En estos procesos de acreditación, un procedimiento riguroso es aplicado a todas y cada una de las organizaciones miembros para estandarizar su capacidad de alcance y permear la política centralizada que usualmente se establece por consenso en las reuniones globales de directores. Con esta acreditación, que no es un proceso único, sino que sufre de actualizaciones cada dos o tres años, los ejecutores de las estrategias y acciones de incidencia política en alto nivel (New York, Ginebra, ONU, Comisión Europea, Fondo Mundial, etc.), pueden tener una palabra que es legítima de las poblaciones afectadas, de las comunidades en riesgo y de la sociedad civil de todo el planeta.

A las comunidades de personas en riesgo, de personas infectadas, de poblaciones estigmatizadas por el vih, este evento nos importa y al mismo tiempo, con él admitimos nuestra exclusión de la toma de decisiones. Me explico a continuación.

El espejismo de una representatividad técnica de las comunidades es un manto enorme que tiene que caer definitivamente ante nuestros ojos. Dentro de estas redes de organizaciones, que están pobladas por personas muy comprometidas con la historia de la epidemia, con la vida de las personas de las comunidad (muchos de ellos pertenecen a dichas comunidades o han pasado en carne propia por el compromiso o falta de sus seres queridos), también hay grandes incongruencias que deben de ser expuestas para la vergüenza mundial: En Ecuador, su sociedad civil des-legitimada por las comunidades, quienes abandonamos los cargos y nombramientos después de casi cinco años de ser utilizados para exponernos como mascotas ante la comunidad internacional, mientras esta casta de tecnoburócratas sostienen sus sueldos e impulsan políticas retrógradas que no solo son ineficientes, sino que atentan contra nuestra dignidad y vida como comunidades.(amén del Estado, gobernado por una tendencia que impone las espaldas a las políticas globales de la lucha en contra del vih).

En nuestro país, la organización que hace de punto focal es la Corporación Kimirina, una organización no gubernamental que ha mostrado una capacidad para reinventarse desde la oscura época en la que las ONG's eran filtro de recursos económicos para el desarrollo, que nacían en el primer mundo y se quedaban y se quedan en las cuentas corrientes de los tecnoburócratas de los altos cargos. Antes de la dolarización de la economía ecuatoriana, las ONG's engrosaban una clase de burguesía que administraba los dólares y usaba sus chequeras como caja de cambios. Hoy, ni las leyes de igualdad ni las políticas internacionales de inclusión de personas afectadas en los puestos de dirección, a terminado por desterrar a quienes usurpan los recursos de los proyectos y los convierten en su modus vivendi de high class two or three languages, flying first class. Nosotros nos cansamos y salimos de esa estructura, sin embargo no nos vamos a cansar nunca de denunciar estas prácticas ni a estas personas.

El gobierno de la revolución ciudadana, que con vientos de transformación social arrancó con una determinación para poner fin a esta dinámica atávica de las ONG's, ha terminado por hacer elipsis sobre el tema, por falta de capacidad de gestión y últimamente, claro, por falta de recursos. No es desconocido para muchos que más de tres remesas de preservativos que el Ministerio de Salud comprara desde 2014 hasta el año pasado hayan llegado literalmente reventadas desde su puerto de salida en China, generando un desabastecimiento inusual para los programas de prevención que el estado garantiza y están resguardados por la Constitución. Esto, obviamente, atravesado por una Estrategia de Prevención del Embarazo Adolescente, que parametriza la educación sexual, el riesgo de infección de itss (infecciones de transmisión sexual, vih incluido), antes ENIPLA, hoy Plan Familia, cuyo sesgo es la agenda conservadora y cristofascista de las más reaccionarias del planeta, donde la abstinencia es la herramienta única al alcance de la familia.

En este contexto, con un país que, ni en la sociedad civil, ni en el estado se presiona por implementar las herramientas de prevención contemporáneas, el conocimiento como arma de detención de la pandemia con una realidad que nos hace pensar en políticas de exterminio de comunidades enteras expuestas al riesgo, como las transfemeninas, con un 35% de prevalencia de vih entre sus miembros, la convocatoria de una reunión global de directores de organizaciones que luchan contra el vih a nivel global, debe significar un remezón político y vivencias. Pero sobre todo, sin garantizar los derechos humanos de las miles de personas positivas y todas aquellas en riesgo de infectarse, es sencillamente injustificable.


Hagamos cuentas, señores y señoras del vih (como si todos nosotros y nosotras no lo fuéramos): una reunión de ejecutivos de todo el mundo, de treinta y tres a cincuenta personas hospedadas en uno de los hoteles más caros de la ciudad, el swisshotel, pasajes intercontinentales que rondan entre los 600 y los 4000 dólares, nos ayudaría, sólo en la ciudad de quito, a costear el tratamiento de antiretrovirales, que el ministerio entrega gratuitamente, de por lo menos 270 personas durante un año. Si no hay entre ustedes, una persona que lance estos números, su organización y punto focal aquí, debiera de empapelar la reunión con los representantes del gobierno, que seguramente asistirán a su meeting

Esto tiene una razón fundamental: yo sé que con lo que cuesta esta reunión no se va a parar el vih a nivel mundial, pero en un país como el Ecuador, puede significar el freno absoluto del sida entre la población de personas infectadas. Una ciudad con cero sida. Ustedes lo saben, son técnicos y manejan estas estadísticas. Si no tienen pudor por estas cifras, por lo menos miren a los ojos a sus representantes en el Ecuador, mírenlos largo rato y demanden, interpelen, pidan explicaciones.

Tomado de HHS.Gov – Departamento de Salud y Servicios Humanos 


Esto ya lo sabíamos hace cuatro años, cuando ONUSIDA lanzó la implementación de la cascada o continuum del tratamiento. Si el Ecuador hubiese invertido en estudios para determinar el conocimiento de la epidemia, pero no ocurrió. Ni el estado miope y lento, y vago, ni los oportunismo económicos de los directivos de organizaciones como Corporación Kimirina, han permitido CONOCER esta realidad para implementar su detención. Claro, no sabemos quienes están en riesgo, y aplicamos con cierta pusilanimidad las tablas regionales de la OPS (Organización Panamericana de la Salud), y la propia ONUSIDA, haciendo caso omiso a una realidad que desconocemos como habitantes de la caverna de Platón.

Entre las sombras que vemos proyectadas en la pared, se ven siluetas, figuras, siglas y lejanas esperanzas de cambio, pero este no puede ser factible, mientras las comunidades no se sienten en los puestos de decisión y tomen las riendas de sus necesidades. Entre las siluetas vuelve cada vez el elegido, sabedor único de las herramientas de prevención, pero no para implementarlas, sino para sostener su status quo.

Vergüenza y miseria si ustedes no pueden pulsar a que sus organizaciones se exijan un cambio REAL y no nominal en sus estructuras. Vergüenza de país que acepta estos eventos sin que la herida de su realidad no propenda a la cicatrización de su mala práctica. Vergüenza de una comunidad que no se para frente a esta realidad y no la denuncia, mientras sus sueldos del vih sirven para eventualizar sus reivindicaciones.

Vergüenza y pena de aquellos que han devenido positivos este último año y tienen que soportar una vida de precarización de su salud, antes de recibir el tratamiento, cuando ya hayan bajado sus defensas. 

Vergüenza de historia.