domingo, 28 de febrero de 2010

Tigre de fuego

Astuto,
inteligente,
de mirada pérfida,
el tigre de fuego
se pasea seductor y risueño;
deja un rastro de aroma a niño
por su paso,
y sus manos acarician ingenuamente
lo que tocan.

He visto,
en un descuido,
cómo sus ojos,
se impregnaban de mí.

jueves, 25 de febrero de 2010

Mañana SIN FALTA!!!

TALLER DE CREACIÓN LITERARIA
Antibióticos En Tres Espectros

Taller de apreciación y creación literaria
Apreciación, lectura y Análisis

Inicio: Viernes, 27 de febrero
Horario: viernes, de 18h00 a 20h00
Lugar: Asociación Humboldt
Duración por módulo: 7 semanas
Valor por módulo: $70
Profesor: Juan Carlos Cucalón

Los tres espectros de este Taller: Fantasía, suspenso y horror serán tratados en módulos de siete sesiones cada uno. En cada sesión se leerá, discutirá y corregirá textos de los participantes y de escritores especializados en las temáticas.

Requerimientos y objetivos:
No se necesita ningún conocimiento previo, ni académico ni vivencial.  Se requiere de tolerancia interactiva y de disposición abierta y sincera para la contemplación y análisis de la obra, propia y ajena.

Este taller tiene por objetivos dotar al participante de instrumentos y herramientas formales del proceso creativo, vocabulario analítico básico y las herramientas para confrontarse con criterio de análisis a la obra literaria y al producto propio.

The crumbling walls

quiero volver a Madrid
para sentirme nadie

qué harán aquellos chicos
de inevitables botas marrones
y sonrisas de promesa sobre mi transparente ayer

Chueca boys

pequeños sádicos risueños
jugando a encontrar el amor
en sexys canciones de baile
gastándose en la pasarela
el beso entre tres
perfumes masculinos
y carteles brillando su deseo térmico
rasgándonos la juventud

esta distancia húmeda me devuelve a sus juegos
lo desbocado
inocencia perforada o distraída

la noche ecuatorial
tan distante y de palabras rotas
que envejezco en su sonido






A rush of blood to the head - Coldplay

miércoles, 24 de febrero de 2010

La noción de escuela en el teatro ecuatoriano*



Una rápida mirada sobre el acontecer político de nuestras tablas, o mejor todavía, una mirada política sobre el fenómeno escénico, arroja elementos de análisis que ayudan a comprender ciertas falencias y trabas con las que nos encontramos en el hacer de los teatristas y éstas, a su vez pueden alojarse en procesos formativos compartidos o endémicos de nuestros espacios de preparación.

Parece que asumimos el proceso formativo como un mero paso, y éste nunca mejor concebido como tal, como un pasar superficialmente por un conjunto de conocimientos indispensables para hacer lo que hacemos mientras intentamos crear obra artística. Mientras que, inconscientemente, instalamos maneras de trabajar, actitudes, dinámicas o simplemente obviamos irresponsablemente este factor mientras preparamos a los discípulos que prontamente -más pronto que tarde- abandonan los centros de enseñanza, que a su vez son irrenunciablemente espacios de producción, comercialización y distribución de nuestra obra, hacia la marejada del desempleo y la vorágine del yermo medio artístico que compartimos todos.

Y es que continuamente no me canso de insistir en el estrepitoso fracaso que, es para un artista, enfrentarse a una realidad comercial donde escasean los espacios.

La noción de escuela que es, sin lugar a dudas, el sitio done impartir los conocimientos, está ampliamente (re)simbolizada por diversas iniciativas al margen de la escuela oficial. Esta revisión del significado y la forma que una escuela oficial ofrece y es, en la escuela privada tiene que habitar, generalmente, con la forma de producir que el grupo gestor del espacio ha inventado, le funciona o incluso, constituye un discurso político –en el mejor de los casos- que indefectiblemente es un revulsivo a la práctica oficial. Así debería ser, filosóficamente, ésta debería ser su phronesis. Sin embargo, mucho me temo que al mismo tiempo, el carácter de sobrevivencia que tiene el proceso produccional del teatro ecuatoriano, su necesidad contingente de cubrir unos beneficios reales y no menos loables que los que el estado y el sistema debe ofrecer a sus ciudadanos, hace que dicho proceso vicie y ensucie la creación y la exhibición de la obra.

¿No es suficientemente notable el imperativo de la realidad (émico) sobre la capacidad de crear y la forma de hacerlo (ético)?

Vayamos por partes.

Una escuela estable como la oficial, que hasta el momento es solamente la Escuela de Teatro de la Facultad de Artes de la Universidad Central del Ecuador, que no establece ciclos de formación estable o procesos de largo recorrido, de manos de los propios profesores, sino que se reduce únicamente a rellenar horas lectivas aritméticamente, además de carecer de un sistema de conexión con el medio (seminarios, muestras, talleres, residencias, especialidades, postgrados, etc), deja un claro faltante donde lucrar con las éticas privadas, sacadas de la chistera o del talento paseado por el extranjero de unos pocos. Tiene la infraestructura, no la corrompe con el mercado, pero tampoco se expande ni hace cultura con la sociedad a la que pertenece.
La otra realidad es la de las iniciativas privadas, que surgen -en su gran mayoría- por los propios egresados de la escuela oficial, que lamentablemente tienen que vivir de algo y que fundan su centro de enseñanza a espaldas de la oficialidad, porque ésta tampoco lo permite y/o somos algunos reciclados o directamente formados en el exterior, gurús de lo que pregonan, que tampoco hallan un espacio en la escuela oficial y que atentan inconscientemente (espero) con la formación de un discurso estético propio, de la realidad a la que pertenecemos, pero que sin embargo reproducimos con nuestra práctica lo peor de lo que tenemos: un panorama teatral huérfano, donde el estado, garantizador de su patrimonio, termina inventándose disparates como la creación de una compañía nacional en los márgenes, por aquello de que la cultura tiene que ser de todos.

Entonces, exhibidores, es decir, SALAS DE TEATRO: ¿Cuál es la escuela de formación de espectadores y de formación de artistas que ofrecen con aquellas temporadas-puchuela de dos o tres fines de semana? ¿A quienes se les hace la excepción de prolongar permanencia y así aprender de la exhibición de una obra de teatro? ¿Cuál es el riesgo empresarial que ustedes corren y, en esta misma línea de reflexión, conocen ustedes la especificidad de, por ejemplo, la madurez que las tablas dan a los artistas, al público, a la propia obra de teatro, es decir, el producto que ustedes venden?

Ahora, gestores estatales, espacios oficiales: ¿Conocen ustedes la realidad anterior? ¿Sabrían dar soluciones inmediatas y mediatas a estos problemas, sin que estas pasen por soltar el poco dinero que tienen, como si de una patata caliente se tratara hacia las necesitadas manos de los actores culturales? ¿Podrían dejar de lado la filantropía cristiana y concienciarse de las necesidades de espacios para la representación que todos los artistas tenemos? ¿Saben lo que son las compañías concertadas? ¿Se han preguntado cuál es el germen de la escuela estética que están sembrando con las políticas con las que actúan?

Finalmente, actores, directores, estudiantes, teatristas en general: ¿No será bueno juntarse en un ágora de conocimiento, dejar de lado el ombligo e intentar una forma de trascender el asfixiante mercado estatal o capitalista que nos toca vivir y crear dinámicas de gremio, que además nos permitan desde la autocrítica, crecer y permanecer?

Veo con mucha tristeza grupos consolidados y teatreros consolidándose en medio de ese penoso paisaje y no dejo de pensar en la escuela que me hace, y en aquella que me hizo. Sí, yo no borraré de mi hoja de vida, mi tránsito por la escuela ecuatoriana, porque éste denuncia la realidad en la que vivimos y no aquel ego ético que sostiene la impunidad del que no se ocupa de la oficialidad.

Todos nos quejamos que el publico no viene al teatro. Pero, no queremos asumir que el vulgo, con razón y fiereza nos espeta en la cara que el teatro es aburrido y malo. ¿No es esta una reflexión que debiera de asentarse en todas y cada una de las escuelas?


*Publicado en la revista de crítica y Artes Escénicas EL APUNTADOR no 42 SUSCRÍBETE!!!!

No hay nada nuevo

Realidad Real contra Realidad Ficcional

Pequeñísimos, ínfimos poetas de la verdad, sin garantía de trascendencia. Obras pretenciosas que ficcionan lo no construido.

Los posts no son literatura.

¿O es que nos creímos mejores que Saramago?

sábado, 20 de febrero de 2010

Nieve sobre Berlín

(poema reinventado y pulido en Fin-A-Lit, con Juan Carlos Cucalón)

Quien sino yo,
sobre mi ego empírico y real,
puede recordar aquellos abrazos
-de los que escapaba como gato-
y aquel amor filial que no sentías, padre;
la huida del cariño,
el aparte del tiempo,
ahogarse el aire en la garganta:
Todo aquello que jamás vimos.

Ideas masculinas del amor
-no intentan conmover-.
Menos ahora.

Pero pienso en las esferas
como artefactos rotos del laboratorio que jamás montamos;
tan solo un poema, mezcla de lexicón y recuerdo, queda.

En él,
Pitágoras y Képler intentan disfrazarse de tí,
en la foto en que miras
-por una muda ventana-,
la nieve sobre Berlín.

lunes, 8 de febrero de 2010

En el corazón

"A fuerza de caer la lluvia sobre las piedras éstas se ablandan y hacen crecer jaramagos, que las gentes dicen que no sirven para nada. Los jaramagos no sirven para nada, pero yo bien los veo mover sus flores amarillas en el aire..."




Federico García Lorca