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miércoles, 31 de enero de 2018

Carta de un hombre trans al antiguo régimen sexual*

2017-06-07 Documenta 14 Paul B. Preciado by Olaf Kosinsky-1
por Paúl B. Preciado.
traducido por León Sierra Páez.



Damas y Caballeros y otros,


En medio del fuego cruzado en torno a la política del acoso sexual, me gustaría hablar como un contrabandista entre dos mundos, el de los "hombres" y el de las "mujeres" (estos dos mundos que muy bien podrían no existir, pero que algunos tratan de mantenerlos separados construyendo una especie de “muro de Berlín”) para daros noticias desde la posición de "objeto encontrado" o más bien "sujeto perdido" durante el tránsito.

No hablo aquí como un hombre que pertenece a la clase dominante de los que están asignados al género masculino al nacer, y que fueron educados como miembros de la clase gobernante, de aquellos a los que se concede el derecho o más bien de quien se requiere (y esta es una clave interesante para el análisis) que ejerzan la soberanía masculina. Tampoco hablo como mujer, ya que voluntaria e intencionalmente abandoné esta forma de encarnación política y social. Me expreso aquí como un hombre trans. Así que no pretendo, de ninguna manera, representar ningún colectivo en absoluto. No Hablo, no puedo hablar como heterosexual u homosexual, aunque sé y vivo las dos posiciones, y como cuando alguien es trans, estas categorías se vuelven obsoletas. Hablo como una especie de renegado, un fugitivo de la sexualidad, como disidente (a veces incómodo, ya que faltan los códigos preestablecidos) del régimen de la diferencia sexual. Como auto-cobaya política y sexual de las experiencias, aún no tematizadas, que viven a ambos lados de la pared y, a fuerza de pasar el día, empezando a estar harto, señoras y caballeros, de la rigidez obstinada de códigos y deseos que el régimen hetero-patriarcal impone. Dejadme deciros, desde el otro lado de la pared, que el asunto es mucho peor que mi experiencia, como mujer lesbiana, me había permitido imaginar. Como he vivido como si yo fuera un hombre en el mundo de los hombres (consciente de incorporar una ficción política), he podido verificar que la clase dominante (masculina y heterosexual) no abandonará su privilegios simplemente porque enviemos muchos tweets o lancemos algunos gritos. Dados los choques de la revolución sexual y anti-colonial del siglo pasado, los heteropatriarcas se han embarcado en un proyecto contra-reforma - al que ahora se unen las "voces femeninas" que desean seguir siendo "molestadas, perturbadas". Aquella será la Guerra de los Mil Años, la guerra más larga, sabiendo que afecta la política y los procesos reproductivos a través de los cuales un cuerpo humano se constituye como un sujeto soberano. De hecho, será la más importante de las guerras, porque lo que se juega no es ni el territorio ni la ciudad, sino el cuerpo, el placer y la vida.

Lo que caracteriza la posición de los hombres en nuestras sociedades tecnopatriarcales y heterocéntricas es que la soberanía masculina se define por el uso legítimo de las técnicas de violencia (contra las mujeres, contra los niños, contra los hombres no blancos, contra los animales). , contra el planeta como un todo). Podríamos decir, al leer Weber con Butler, que la masculinidad es para la sociedad lo que el estado es para la nación: el titular y el usuario legítimo de la violencia. Esta violencia se expresa socialmente bajo la forma de dominación, económicamente en la forma de privilegio, sexualmente en forma de agresión y violación. Por el contrario, la soberanía de las mujeres está vinculada a la capacidad de las mujeres para engendrar. Las mujeres son, pues, sexual y socialmente sometidas. Solo las madres son soberanas. Dentro de este régimen, la masculinidad se define como necropolítica (por el derecho de los hombres a dar muerte) mientras que la feminidad se define biopolítica (por la obligación de las mujeres de dar vida). Se podría decir de la heterosexualidad necropolítica que es algo así como la utopía de la erotización del acoplamiento entre Robocop y Alien, pensando que con un poco de suerte, uno de los dos tomará su pie...

La heterosexualidad no es solo, como lo demuestra Wittig, un régimen de gobierno: también es una política del deseo. La especificidad de esta dieta es que se encarna como un proceso de seducción y dependencia romántica entre agentes sexuales "libres". Las posiciones de Robocop y Alien no se eligen individualmente y no son conscientes. La heterosexualidad necropolítica es una práctica de gobierno que no es impuesta por quienes gobiernan (los hombres) a los gobernados (las mujeres) sino como una epistemología que fija las definiciones y las posiciones respectivas de los hombres y las mujeres por medio de regulación interna. Esta práctica de gobierno no toma la forma de una ley, sino una norma no escrita, una transacción de gestos y códigos que tiene el efecto de establecer en la práctica de la sexualidad una división entre lo que se puede y lo que no se puede hacer. Esta forma de servidumbre sexual se basa en una estética de la seducción, una estilización del deseo y una dominación históricamente construida y codificada que erotiza la diferencia de poder y lo perpetúa. Esta política del deseo es lo que mantiene vivo el viejo régimen de "sexo/género", a pesar de todos los procesos legales de democratización y empoderamiento de las mujeres. Este régimen necropolítico heterosexual es tan degradante y destructivo como el vasallaje y la esclavitud de la Ilustración.

El proceso de denuncia y visualización de la violencia que estamos viviendo forma parte de una revolución sexual, que es tan imparable como lenta y tortuosa. El feminismo queer ha situado la transformación epistemológica como una condición para la posibilidad del cambio social. El objetivo era cuestionar la epistemología binaria y la naturalización de los géneros al afirmar que existe una multiplicidad irreductible de sexos, géneros y sexualidades. Hoy comprendemos que la transformación libidinal es tan importante como la transformación epistemológica: el deseo debe ser modificado. Uno debe aprender a desear libertad sexual.

Paul B. Preciado, New York, 2016
Durante años, la cultura queer ha sido un laboratorio para inventar nuevas estéticas de la sexualidad disidente, confrontando las técnicas de subjetivación y los deseos de la heterosexualidad hegemónica necropolítica. Muchos de nosotros hace tiempo que abandonamos la estética de la sexualidad Robocop-Alien. Hemos aprendido culturas BDSM butch-femmes, Joan Nestle, Patrick Califia y Gayle Rubin, con Annie Sprinkle y Beth Stephens, con Guillaume Dustan y Virginie Despentes, que la sexualidad es un teatro político en el que el deseo, no la anatomía, es el que escribe el guión. Es posible, dentro de la ficción teatral de la sexualidad, desear lamer las suelas de los zapatos, querer ser penetrado en cada orificio, o conducir al amante a un bosque como si fuera una presa sexual. Sin embargo, dos elementos diferenciales separan la estética queer de la de la hetero-normación del antiguo régimen: el consentimiento y la no naturalización de las posiciones sexuales. La equivalencia de los cuerpos y la redistribución del poder.


Como hombre trans, no me identifico con la masculinidad dominante y su definición necropolítica. Lo más urgente no es defender lo que somos (hombres o mujeres) sino rechazarlo, no identificarnos con la cohesión política que nos obliga a desear la norma y reproducirla. Nuestra praxis política es desobedecer las normas de género y sexualidad. He sido lesbiana durante la mayor parte de mi vida, luego trans durante los últimos cinco años, estoy tan alejado de su estética de heterosexualidad como un monje budista que levita en Lhasa al este del supermercado Carrefour. Vuestra estética del antiguo régimen sexual no me hace juego. No me excita "molestar" a nadie. No me interesa salir de mi miseria sexual poniendo mi mano en el culo de una mujer en el transporte público. No siento ningún deseo de jugueteos erótico-sexuales que propongáis: chicos que aprovechan su posición de poder para aprovecharse y tocar un culo. La estética grotesca y asesina de la heterosexualidad necropolítica me repugna. Una estética que re-naturaliza las diferencias sexuales y coloca a los hombres en la posición del agresor y a las mujeres en la de la víctima (dolorosamente agradecida o felizmente molesta).


Si es posible decir que en la cultura queer y trans lo hacemos mejor y más, es en parte porque hemos extraído a la sexualidad del dominio de la reproducción, y especialmente porque nos hemos liberado de la dominación del género. No digo que la cultura queer y transfeminista escapa a todas las formas de violencia. No hay sexualidad sin sombras. Pero no es necesario que la sombra (desigualdad y violencia) predomine y determine toda la sexualidad.


Representantes del antiguo régimen sexual: arreglaros con vuestra sombra y have fun with it, y dejadnos enterrar a nuestras muertas. Disfrutad de vuestra estética de dominación, pero no tratéis de hacer de vuestro estilo una ley. Y dejadnos follar con nuestra propia política del deseo, sin hombre ni mujer, sin pene ni vagina, ni hacha ni rifle.


*Lettre d’un homme trans à l’ancien régime sexuel, publicado en Libèration el 26 de enero de 2018

miércoles, 10 de febrero de 2016

vih, una historia que se re-simboliza.


En estos días de carnaval, se celebra en Quito la reunión global de directores de las organizaciones miembros de la International hiv/aids Alliance. Vayan unas reflexiones para contextualizar algunos aspectos de los que no se habla y se calla voluntariamente acerca del vih y de quienes mueven el cotarro a su alrededor.

¿Qué es la Allianza Internacional y qué significa este evento?

Esta es una gran de red de organizaciones no gubernamentales que están alineadas a partir de una estrategia conjunta y un equipo ejecutivo que, a su vez, en la forma de una charity fundada y regida por el derecho inglés, tiene sede en Brighton, Inglaterra. De hecho, en sus inicios, formaba parte de un selecto grupo de donantes (o intermediarios de donantes) que canalizaban fondos para proyectos de desarrollo y salud, fundamentalmente en el terreno del vih. A partir de la gran crisis del capitalismo de 2008, las cosas han cambiado un poco y, su rol ha sido refundado más bien como intermediario político con los grandes donantes y como suministrador de asistencia técnica a sus miembros. Su legitimidad técnica y política depende de herramientas de validación que inciden más o menos en las estructuras alineadas: Su estrategia global y sus procesos de acreditación, que son directamente herederos de las políticas de la estrategia. En estos procesos de acreditación, un procedimiento riguroso es aplicado a todas y cada una de las organizaciones miembros para estandarizar su capacidad de alcance y permear la política centralizada que usualmente se establece por consenso en las reuniones globales de directores. Con esta acreditación, que no es un proceso único, sino que sufre de actualizaciones cada dos o tres años, los ejecutores de las estrategias y acciones de incidencia política en alto nivel (New York, Ginebra, ONU, Comisión Europea, Fondo Mundial, etc.), pueden tener una palabra que es legítima de las poblaciones afectadas, de las comunidades en riesgo y de la sociedad civil de todo el planeta.

A las comunidades de personas en riesgo, de personas infectadas, de poblaciones estigmatizadas por el vih, este evento nos importa y al mismo tiempo, con él admitimos nuestra exclusión de la toma de decisiones. Me explico a continuación.

El espejismo de una representatividad técnica de las comunidades es un manto enorme que tiene que caer definitivamente ante nuestros ojos. Dentro de estas redes de organizaciones, que están pobladas por personas muy comprometidas con la historia de la epidemia, con la vida de las personas de las comunidad (muchos de ellos pertenecen a dichas comunidades o han pasado en carne propia por el compromiso o falta de sus seres queridos), también hay grandes incongruencias que deben de ser expuestas para la vergüenza mundial: En Ecuador, su sociedad civil des-legitimada por las comunidades, quienes abandonamos los cargos y nombramientos después de casi cinco años de ser utilizados para exponernos como mascotas ante la comunidad internacional, mientras esta casta de tecnoburócratas sostienen sus sueldos e impulsan políticas retrógradas que no solo son ineficientes, sino que atentan contra nuestra dignidad y vida como comunidades.(amén del Estado, gobernado por una tendencia que impone las espaldas a las políticas globales de la lucha en contra del vih).

En nuestro país, la organización que hace de punto focal es la Corporación Kimirina, una organización no gubernamental que ha mostrado una capacidad para reinventarse desde la oscura época en la que las ONG's eran filtro de recursos económicos para el desarrollo, que nacían en el primer mundo y se quedaban y se quedan en las cuentas corrientes de los tecnoburócratas de los altos cargos. Antes de la dolarización de la economía ecuatoriana, las ONG's engrosaban una clase de burguesía que administraba los dólares y usaba sus chequeras como caja de cambios. Hoy, ni las leyes de igualdad ni las políticas internacionales de inclusión de personas afectadas en los puestos de dirección, a terminado por desterrar a quienes usurpan los recursos de los proyectos y los convierten en su modus vivendi de high class two or three languages, flying first class. Nosotros nos cansamos y salimos de esa estructura, sin embargo no nos vamos a cansar nunca de denunciar estas prácticas ni a estas personas.

El gobierno de la revolución ciudadana, que con vientos de transformación social arrancó con una determinación para poner fin a esta dinámica atávica de las ONG's, ha terminado por hacer elipsis sobre el tema, por falta de capacidad de gestión y últimamente, claro, por falta de recursos. No es desconocido para muchos que más de tres remesas de preservativos que el Ministerio de Salud comprara desde 2014 hasta el año pasado hayan llegado literalmente reventadas desde su puerto de salida en China, generando un desabastecimiento inusual para los programas de prevención que el estado garantiza y están resguardados por la Constitución. Esto, obviamente, atravesado por una Estrategia de Prevención del Embarazo Adolescente, que parametriza la educación sexual, el riesgo de infección de itss (infecciones de transmisión sexual, vih incluido), antes ENIPLA, hoy Plan Familia, cuyo sesgo es la agenda conservadora y cristofascista de las más reaccionarias del planeta, donde la abstinencia es la herramienta única al alcance de la familia.

En este contexto, con un país que, ni en la sociedad civil, ni en el estado se presiona por implementar las herramientas de prevención contemporáneas, el conocimiento como arma de detención de la pandemia con una realidad que nos hace pensar en políticas de exterminio de comunidades enteras expuestas al riesgo, como las transfemeninas, con un 35% de prevalencia de vih entre sus miembros, la convocatoria de una reunión global de directores de organizaciones que luchan contra el vih a nivel global, debe significar un remezón político y vivencias. Pero sobre todo, sin garantizar los derechos humanos de las miles de personas positivas y todas aquellas en riesgo de infectarse, es sencillamente injustificable.


Hagamos cuentas, señores y señoras del vih (como si todos nosotros y nosotras no lo fuéramos): una reunión de ejecutivos de todo el mundo, de treinta y tres a cincuenta personas hospedadas en uno de los hoteles más caros de la ciudad, el swisshotel, pasajes intercontinentales que rondan entre los 600 y los 4000 dólares, nos ayudaría, sólo en la ciudad de quito, a costear el tratamiento de antiretrovirales, que el ministerio entrega gratuitamente, de por lo menos 270 personas durante un año. Si no hay entre ustedes, una persona que lance estos números, su organización y punto focal aquí, debiera de empapelar la reunión con los representantes del gobierno, que seguramente asistirán a su meeting

Esto tiene una razón fundamental: yo sé que con lo que cuesta esta reunión no se va a parar el vih a nivel mundial, pero en un país como el Ecuador, puede significar el freno absoluto del sida entre la población de personas infectadas. Una ciudad con cero sida. Ustedes lo saben, son técnicos y manejan estas estadísticas. Si no tienen pudor por estas cifras, por lo menos miren a los ojos a sus representantes en el Ecuador, mírenlos largo rato y demanden, interpelen, pidan explicaciones.

Tomado de HHS.Gov – Departamento de Salud y Servicios Humanos 


Esto ya lo sabíamos hace cuatro años, cuando ONUSIDA lanzó la implementación de la cascada o continuum del tratamiento. Si el Ecuador hubiese invertido en estudios para determinar el conocimiento de la epidemia, pero no ocurrió. Ni el estado miope y lento, y vago, ni los oportunismo económicos de los directivos de organizaciones como Corporación Kimirina, han permitido CONOCER esta realidad para implementar su detención. Claro, no sabemos quienes están en riesgo, y aplicamos con cierta pusilanimidad las tablas regionales de la OPS (Organización Panamericana de la Salud), y la propia ONUSIDA, haciendo caso omiso a una realidad que desconocemos como habitantes de la caverna de Platón.

Entre las sombras que vemos proyectadas en la pared, se ven siluetas, figuras, siglas y lejanas esperanzas de cambio, pero este no puede ser factible, mientras las comunidades no se sienten en los puestos de decisión y tomen las riendas de sus necesidades. Entre las siluetas vuelve cada vez el elegido, sabedor único de las herramientas de prevención, pero no para implementarlas, sino para sostener su status quo.

Vergüenza y miseria si ustedes no pueden pulsar a que sus organizaciones se exijan un cambio REAL y no nominal en sus estructuras. Vergüenza de país que acepta estos eventos sin que la herida de su realidad no propenda a la cicatrización de su mala práctica. Vergüenza de una comunidad que no se para frente a esta realidad y no la denuncia, mientras sus sueldos del vih sirven para eventualizar sus reivindicaciones.

Vergüenza y pena de aquellos que han devenido positivos este último año y tienen que soportar una vida de precarización de su salud, antes de recibir el tratamiento, cuando ya hayan bajado sus defensas. 

Vergüenza de historia.

viernes, 17 de julio de 2015

Premio Patricio Brabomalo 2015

He recibido el Premio Patricio Brabomalo a la trayectoria de lucha en las comunidades LGBTI, otorgado por el H. Concejo Metropolitano de Quito. Aquí mis palabras en al recibir el premio.



“Mijita, el bolero es una cosa, el pasillo es otra, pero el tango, el tango sí que dice la verdad.”
La abuela Margoth, abuela de mis primas guayacas.

“No,
no puede ser que viva así,
con este amor clavado en mí
como una maldición. “
José María Contursi, En esta tarde gris.


Hace apenas una semana, cuando me enteré de la distinción que el Concejo Municipal me otorgaba, escribí un texto más o menos largo en la marea confusa de las redes sociales. En él, me declaraba el hijo del la lucha; el hijo de la lucha por el amor a la humanidad, a la justicia, a los obreros, a los campesinos, a las mujeres, y claro, no lo sabíamos, a los maricas, a los marginales de siempre, a las lesbianas invisibles que no pueden hablar todavía y ahogan sus palabras con ojos cristalinos, a las mujeres transfemeninas que mueren y han muerto en manos odiadoras, a los hombre transmasculinos que siguen siendo violados en la clínicas de tortura que hay en este Ecuador que recibió al Papa de los católicos. Le hablaba a mi madre, la mujer que me enseñó, junto a mi padre, la militancia por al transformación social y quizá hoy tenga la oportunidad de subtenderlo entre las personas que me escuchan.

Fui un niño uranio que inconscientemente y sin violencia, se negaba al futbol, mientras vestido del uniforme del equipo de la Escuela de Demostración, del Normal Superior No. 1, luego Normal Superior Jaime Roldós Aguilera, en su patio de arena brillante, me recosté el día del primer partido de la temporada a dormir un sueño perfecto, enredado en la maravillosa forma que mi pie había dado a la tierra y que parecía una caracola marina. 

Fui un niño feliz en una infancia que transitaba, sin saberlo, teñido de la mirada saturniana, influencia de una fuerza poderosa que había nacido conmigo y oculta crecía en mi interior, como una larva voraz pronta a encapsularse para la metamorfosis. La sombra solitaria del amor aparecería luego, como un juego, al mismo tiempo que a cualquier adolescente le ocurriera y con igual fuerza magmática, solo que con un color singular, diferente, raro.

Luego, vino el salir del país para estudiar, y sin darme cuenta, vivir una vida en libertad, en un país donde ya se advertía que todos los derechos caerían como un gigante dominó, restituyéndose a las comunidades de personas con orientaciones sexuales e identidades de género diversas, uno a uno, derechos civiles equiparaba la calidad de ciudadanos a todos y todas. En el Ecuador de 1994, la homosexualidad era un delito. Cambié mi necesidad de salida por deseo de quedarme y así, sin violencia, inauguré una etapa de mi vida que, en las condiciones actuales, he llegado a comprender que fue un autoexilio. España, pues, fue un lugar en tránsito amable, hasta que la gran crisis de 2008.

Mientras yo vivía feliz e ignorante fuera de un país en violencia, mis hermanas travestis, mis hermanas transfemeninas, fundamentalmente, protagonizaban con sus cuerpos, la lucha física por la reivindicación de la igualdad y conseguían en Ecuador, la despenalización de la homosexualidad masculina, hija legítima de un bienintencionado pero vergonzante fallo del Constitucional que invisibilizaba, de un plumazo a toda la diversidad sexual y de género.

Soy un afortunado y por eso, no voy a dejar de pagar tributo por ese sacrificio hecho para mí. Gracias mujeres históricas, en las incongruencias profundas que la ley mantiene hoy en día se patetiza más todavía la necesidad de pagar ese tributo y luchar por la plena incorporación de los derechos de igualdad para todos y todas en nuestro país.

Nací un poco antes que tocara el bordón del SIDA y eso también explica el miedo de toda una generación de homosexuales a salir del closet, una generación a la que me pertenezco, aunque me haya constado reconocerlo. Soy de una generación de hombres homosexuales a los que las estrategias de cambio de comportamiento y uso del condón les han pasado por encima. Muchos de mis contemporáneos están infectados con el virus del VIH, precisamente y entre otras razones por esta, la homofobia, que internalizada en nuestros sujetos sociales opera con la misma violencia con la que lo hace desde fuera, cuando alguien nos grita en la calle o corremos riesgo físico. La salud, con excepciones sensibles, nos ha violentado estructural e históricamente por no reconoce la diversidad de nuestros cuerpos, la disidencia de nuestros cuerpos en un sistema bio-tecnológico y cultural al que se nos niega el ingreso desde el acceso y durante el cotinuum del tratamiento. Hay muchas barreras que romper para poder quitarnos el estigma del VIH de en medio, pero seguro que esto no pasa por evitar hablar del él, por evitar conocer cual es el golpe real de la epidemia entre nuestras poblaciones: Necesitamos investigación epidemiológica ahora.

En la actualidad, con los avances biotecnológicos y con el desarrollo de los modelos comunitarios de atención, en otros países, podemos decir que estamos en capacidad de ponerle fin a la epidemia, o por lo menos, declarar países con “cero SIDA”. El VIH es un dispositivo de control y violencia, por momento pareciera que se convirtió en un instrumento de castigo y corrección para personas disímiles y en esto, no puedo sino recordar una entrevista a Mario Bunge, hace un par de años, a propósito de recibir el premio nacional de ciencia en Argentina: el cambio social en buena parte le pertenece a la tercera vía, las ONGs tienen un rol fundamental que cumplir en el involucramiento directo de este cambio. Sin embargo estas han purgar una dinámica constitutiva y perniciosa que tiene que ver con la utilización de las poblaciones para el sostenimiento de una casta tecnoburócrata internacional. Es el momento de transparentar la gestión e incorporar a las comunidades en los puestos de toma de decisión y juntos provocar el cambio social. 

Quiero ser un actor de cambio social y creo que este deseo está recompensándose con este reconocimiento que hoy me otorga el Municipio de Quito. Confío y quisiera participarles con entusiasmo y certeza que la época en la que la epidemia era culpa nuestra, porque nuestras eran la prácticas está quedando en el pasado. De alguna manera, la impotencia que ha generado la poca eficacia de la respuesta ha devuelto dos cosas importantes: la primera es que esta estigmatización de la propia respuesta ha obligado a una comunidad vulnerabilizada y afectada por el VIH a enriquecer sus conocimientos y a utilizar la creatividad en un proceso nuevo que fortalece la respuesta médica, desde las realidades de las comunidades; por otra, como dice mi buen amigo Vincent Pelletier, militante positivo e histórico del movimiento homosexual francés: hay que transformar la ira en valor, la cólera en coraje. Dar le conocimiento a las comunidades para el cambio, el conocimiento es cambio.

Soy un marica militante de la respuesta al VIH. Soy un artista también. Tengo cólera por muchas cosas de la historia de mi pueblo, desde el coloniaje europeo pasando por la expresión fundamental de la opresión social y económica del capitalismo machista, la violencia. Lo escucho todos los días en la calle, la loca longa puta de mierda soy yo y claro, también la sidosa; ya es hora de que empecemos a quitarle esas palabras a quien nos agrede para vestirnos nosotras de ellas y transformar el epíteto en arma contra este fascismo que niega nuestro cuerpo femenino.

Este reconocimiento lo recibo con humildad y coraje, desde este espacio de resistencia que es la lucha contra el vih y por la restitución de los derechos de las personas de orientación sexual e identidad de género diversas, este premio, le corresponde a mis hermanas y hermanos con los que cada día sonreímos frente al absurdo dictamen fascista que nos niega, con Sandra Álvarez, con Rafael Garrido, con Ricardo Luna, con Cristina Jaramillo, con Sebastián Salazar, con Andrea Andino, con Andrés Buitrón, y todas y todos aquellos que compartimos este lazo de aguante y militancia humana que es la Inteligencia Comunitaria.

Gracias.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Imperativo Trágico


Esto es difícil: seguimos muriendo.

Los nuevos aires políticos que la Constitución de la República, que se fraguó en Montecristi en el año 2008, que viene impulsada por un movimiento ciudadano más progresista, o con más preguntas que el propio texto constitucional, empuja desde yace ya más de media década, no garantiza todavía la real participación y visibilización de los actores sociales. Más aún, y más allá de los candados constitucionales mediante los cuales las poblaciones LGBTI (Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgeneristas e Intersex) no equipara en fondo y forma derechos civiles básicos como la adopción, identidad de género o el matrimonio, está, por supuesto, el principio de no discriminación, aún en territorios parecidos a la época previa a la "descriminalización"de la homosexualidad. Seguimos muriendo, nos siguen matando.

En las dos últimas semanas del mes de agosto del presente año, llamadas telefónicas nos han dejado detenidos en el miedo. Generalmente para avisarnos de la muerte de un compañero o de su desaparición.

¿Qué ocurre cuando una persona a la que estás ligado, súbitamente, muere? Tratas de explicarte, tratas de no agredir su memoria, ni tu propia humanidad con elementos que vayan más allá de lo valioso y humano que habita en tu interior, tu afecto por él, por ella. Sin embargo, pasan un par de días y no puedes dejar de analizar los contextos y los símbolos que enmarcan los hechos que te destrozan.

Personalmente esto me hace pensar en aquella figura que nos cobija a todos los los homosexuales y miembros de las diversidades sexuales y de género, aquel sintagma que hace que nuestras madres sufran y por el que también comprenden finalmente y nos entregan su amor, al saber de nuestra realidad: el imperativo trágico: es lógico que muramos, es lógico que desaparezcamos, es lógico que nos maten: somos marginales: no somos normales.

Seguramente el dolor de los más cercanos y la nube de proactivismo positivo a la que nos obligamos para salir del estigma del imperativo trágico, en ciertos de nosotros, los activistas, los que damos la cara, nos hace tapar la realidad y re-significarla con silencios y sonrisas, gestos de amor como lo que la inteligente y sensible María Clara Bertini hizo por Andrés Buitrón, otorgándole silencio y respeto por su partida con cientos de globos de colores en la noche bulliciosa de la Plaza Foch, símbolo de las diversidades quiteña.

Lo cierto es que este imperativo trágico nos obliga a pensar, es un espejo cruel en el cual mirar nuestra realidad de seres socialmente marginales, excluídos, insultados por la comunidad en la que vivimos desde nuestros allegados hasta el Presidente de la República, cuya majestad presidencial no se des-coloca para referirse despectivamente a cualquier enemigo de manera homófoba o misógina. Sí, somos badeas, maricas, tortilleras, marimachos, y seguimos siendo víctimas de los asesinatos sociales. Nuestras muertes son violentas, pero la sociedad todavía no se violenta con nuestras muertes, porque muchos de nosotros, también otros, intentamos disfrazar el imperativo trágico.

Obras son amores, no buenas razones, decía mi abuela.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Yo soy Malva Malabar


Letra León Sierra
Música Alex Alvear




 
Yo soy, soy, yo soy, ¿quién soy yo?

(hablado)
Abra la lata de tela sujeta de sus fracasos y conviértala en artefacto constructor; Disuelva rencor y encono, mánchelos de sueños burgueses y sírvase con la siniestra,
diestramente; 
Atribuya fracasos a teorías psicoanalíticas concéntricas, 
Mójese en dudosos errores pornográficos que desvirgan inocencia prometida; 
Sea promesa, sea no ser, sino imaginar en una superficie imaginaria del imaginario común.

Soy la educación
Soy quien decide no ser
Soy la educación
La del familión, 
la que se pone tacón
La que nació bien varón

Me gusta ser trendy sex
Aristocracia en pin up
Usar un bigote de rex
Y manejar
El mas grande camión que mi sexo no pueda imaginaaaar

(Hablado)
Sea la muñeca prohibida de la prensa rosa;
Cague y cague en la televisión renovada, 
Sea musa de director de cine, amante de productor, promesa mediática; 
Sea el sueño de su mujer, 
Sea como yo, víctima de su marido; 
Viva en el bigudí del estilista, en la portada de la revista, en las huellas que quedan en el papel couché.

Nunca soñé con ser la porno Star
Famosa con metidas de mano en el culo
Historias que me hacen desvariar
Mirar sinfines de lugares para retozar
Lo único que siempre deseé 
Es un programa en la ecuatoriana Te ve

O ser simplemente roquete
Dejar de lado el ballet
Ser una sexy roquete
Que me lustre todo el parquet
Hasta vivir en chalet

(hablado)
Mis gustos son sencillos, pero aprovechando que hay directores de cine y tv, ya les digo, mijos: no me voy a pintar hasta el coño para que ustedes no reaccionen y no me ofrezca un programa de televisión…! Vagos!