martes, 12 de octubre de 2010

Planetario
El océano que rodea al mundo.*


Un hombre cae al mar, El universo empieza. Después de perder el amor, en medio de las refriegas sangrientas de una guerra civil, éste hombre se convierte en el más denostado príncipe que narra y es parte de la historia del mundo. Los ciclos históricos son, cada vez más, loops que, desincrónicamente, se narran y narran la vida del ser humano desde la cosmología particular de la recóndita Asia.

Entre Dos Mundos (cuyo título original es Ahasin Wetei), es la cinta de el realizador srilanqués Vimukthi Jayasundara, que se ha alzado con la Cámara de Oro del pasado festival del Cannes y el León de Oro de Venecia, se perfila como la pieza más sólida de la programación de Cerolatitud, Obra maestra que junta o, mejor todavía, inspira la línea curatorial de la sección internacional Planetario, que en esta edición del festival, se abre más allá de las fronteras de Latinoamérica, sin negar la profunda y sólida apuesta que el cine de este, nuestro continente, plantea al panorama internacional.


La gran mayoría de producciones parten de estas tierras con mirada puesta en el gran mercado europeo y norteamericano, o a su vez, son anfitrionas, como en el caso de Tetro, de Francis Ford Coppola, un delicioso melodrama con anclajes hispanos, donde se puede observar un irreverente homenaje a la filmografía de Pedro Almodóvar, que el realizador de Apocalypse Now le hace al español -Carmen Maura incluida en el papel de una excéntrica literata corrupta y mafiosa, Todo sobre mi padre, podría llamarse esta producción que se asemeja a la temática almodovariana de la hipérbole con una fina, y no exenta de carga, estética kistch. Otra vez dos mundos, pero aquí, la migración perfila uno de los grandes temas de la sección internacional.

De la mano de la Argentina donde se desarrolla Tetro, en el Chile de La Vida de los Peces, de Matías Bize, coproducción chileno-francesa, se cuenta una historia de amor rota por aquel extraño ladrón llamado exilio al que la migración revela. Rabiosamente visual, Alemania se convierte en una idea que transversaliza las miradas de los personajes que hablan a través de los peces.


Londres es la ciudad que aparece en un calendario que mira Li Mei, una chica china que apenas ha salido de su pueblo no más allá de ocho kilómetros en la película de la extraordinaria realizadora china Xiaolu Guo, She, a chinese. Y es que la puerta abierta a las vanguardias asiáticas es el otro derrotero de la programación de este festival en su sección Planetario.

Algo ocurre con Asia, Al menos el mundo del cine se está nutriendo con este mundo incógnito del que un buen Wong Kar Way salió dando luces. Así, Mapas de los sonidos de Tokio e Hiroshima, filmes español y uruguayo respectivamente, imaginan cercanías vivenciales de sus protagonistas con el Asia. En el caso de la primera obra, de la catalana Isabel Coixet, Sergi López encarna el personaje de un emprendedor en la ciudad del sol naciente, Preso por un desplazamiento cultural, por haberse involucrado con una mujer japonesa que se suicida de amor, es condenado a muerte y como historia del estribo, vive un romance intenso con una mujer contratada para su ejecución. El cotidiano abyecto de una ciudad, donde enamorarse en un vagón de metro, que puedes alquilar para poder amar la carne de tu amante, se convierte en el preámbulo de una pronosticada despedida. La película uruguaya, por su lado, muestra una ficción de la vida real donde Juan, hermano del realizador Pablo Stoll, es acompañado por la cámara durante todo un día para ayudarnos a entender por qué el título de la canción que canta en un concierto, con su banda, se llama Hiroshima. Apuntes que quizá sean o no, las razones que motivan a los cineastas a habitar mundos intrincados de la psicología del ser humano. Stoll, que después de habernos conmovido con Wisky, su trabajo con Juan Pablo Rebella, se lanza en solitario después de la prematura desaparición de Rebella para volver a él, a quien le dedica el filme. Un ejercicio de lo más atractivo de la muestra Cerolatitud, Como se ha dicho en otras reseñas cinematográficas, Un musical silencioso.


Pero si la migración es un tema central para alguna de las películas que reseñamos, Rabia, del ecuatoriano Sebastián Cordero, nos muestra la historia de migrantes en la metrópoli española. La producción empero, es una participación de tres países, México, Colombia y España y da buena cuenta del crecimiento del realizador, quien vuelve a repetir con la productora de su cinta Crónicas, para un excelente trabajo en la producción actual y un inmejorable Enrique Chediak en la dirección de fotografía.


Otras películas no menos importantes son Contracorriente, Alamar, Mal día para pescar y Hadewijch, la última francesa y las otras latinoamericanas, conformando la marea intensa que es la programación de esta sección del festival.

Una programación donde el mar traza mapas emocionales y se deja ver por el ojo de todos los realizadores del mundo.


*Artículo publicado en la revista Nuestros Rollos, del Festival de Cine CEROLATITUD 2010.

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