jueves, 6 de agosto de 2009

Otro mundo




Estos días -más de noventa- han estado bañados por sonidos que recordaba pero que nunca había escuchado con atención.

Cuando Fangoria lanzó Arquitectura Efímera, yo me encontraba en Madrid y en la blogósfera de aquel entonces se armó un revuelo que para mis ojos era desmedido... o quizá para mis oídos. Ahora, en rutas cíclicas en coche de casa al trabajo, del trabajo donde quiera, me ha sorprendido este viejo disco (convertido ya en un clásico) con letras y armonías que definitivamente resuenan en todo el cuerpo y también en la memoria.

En primera persona, en segunda, escucho las canciones que reconfortan el espíritu o ponen un color específico a mis emociones, que yacen latentes debajo de toda la capa de tranquilidad que he tenido que construir para poder vivir.

Las cosas no se borran, pero si hacen daño han de comprimirse. A fin de cuenta es como la arquitectura efímera, que sirve -y mucho- pero es virtual.


.
.

No hay comentarios: