lunes, 13 de abril de 2009

Pequeñas historias de la pequeña muerte.

Mientas tanto,
ya era la fuga de sus labios
rompiéndose en movimientos voluptuosos...
y queriendo,
y sin querer
ambos se olvidaban
en una escena de cine y sed.

Siempre, siempre, siempre...
palabras que no llenan las formas de la mente
mientras el cuerpo recibe
todo el impulso contenido,
su volumen exacto para calzar rompiendo.

Despedidas fingidas, actos de adultos.

En el espacio donde los chicos se han amado
ha quedado el desorden.

Él ha mudado su vértigo
por algo más parecido a comer de la cazuela
mientras piensa en su joven amante,
saciado,
soñando en más.

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