martes, 4 de mayo de 2010

Ni sístole ni diástole*

Ocho objetos de amor de Paty Torres




Cae la lluvia. El niño y la gata duermen.
Yo amo al niño, a la gata
y el ruido de la lluvia en los cristales.

Pero también me asusta.
Es mi manera de amar: tener miedo.
¿Qué más podría decir yo del amor?


Leopoldo Alas Mínguez (1962-2008)



Pienso en una mujer, mujer-objeto.

Cuando veo los corazones sanguinolentos de Paty Torres, imagino la posibilidad de objetivar el dolor. Es como si el corazón, hinchado, mutado, extirpado, muerto, Dibujase la curva de la ausencia y la sumiera para sí, en una asombrosa somatización que lo crece.

El paro cardíaco de la extenuación por la pérdida, (re)simbolizado por la acción. La mujer-objeto, dueña de su objeto lo aleja de ella para transfigurarlo y no morir en el intento de ser el objeto de deseo y/o matar al sujeto causante de dicho infarto, Glorioso infarto que resuena en el eco eterno del Big-Bang, Todavía. Corazón inerte que aún puede exponerse a la performática del recuerdo, Ser huella y Ser de su propia e histórica muerte.

Un clavo que saca a otro y deja un hueco fláccido donde apoyarse peligrosamente; un corazón y su llave, el corazón partío, corazón de melón, amorcito corazón, my shungo latin for you, somos todo corazón, y, a veces, con el corazón en la boca. Ideas. Palabras que salen del corazón y que vuelven, vistas por la artista, a configurar objetos hechos por acciones.

Las acciones del amor, físicas y fundamentales.

Pienso en un objeto. Un objeto construido por una mujer. Un objeto femenino.




*lectura epistémica sobre el trabajo de Patricia Torres, exponiéndose desde hoy hasta este viernes en la Sala Goethe de la Asociación Humboldt de Quito.

1 comentario:

SackPerson dijo...

Realmente no me había fijado en el "intro" de este post hasta hoy... O tal vez sean solo mis paranoias. Niño, gata... Paranoias