Definir es limitar, poner fronteras a aquello que
Ortega y Gasset llamaba los delicados insectos de las ideas.
Sin embargo y para provocar una contradicción tal
vez más humana, propongo la idea de que
el Arte, en su esencia, es cultural y anti-ideológico, puesto que su frónesis,
su prudencia, es descubrir las verdaderas relaciones que existen entre los
hombres, y no ocultarlas ni disimularlas. Esto no es mío, pertenece al poeta
venezolano Ludovico Silva.
Aquellos
que dedicaron la vida a construir cultura extramuros del aparato ideológico, a
construir contracultura en libertad, a pesar de que escapar a este hilo de
araña, que es el discurso del poder, sus servilismos, y sus clientelas;
aquellos que apostaron por el deseo y la irreverencia son prueba absoluta de
que el arte nace en la vida de la ciudad no en la cédula de un museo...
Anti-arte
y anti-ciencia como elementos constitutivos de una sana contracultura que hoy
recibimos porque este es nuestro mandato, servir a la ciudad y no cooptar en
propiedad.
El
homenaje a esa trayectoria es la razón para que hoy estén en el centro de arte
de la ciudad... y no viceversa.
Vivan
los gestores independientes.
Bienvenidos.
*Palabras de apertura de la Muestra por los 25 años de El Pobre Diablo en el Centro de Arte Contemporáneo de Quito