miércoles, 30 de junio de 2010
miércoles, 23 de junio de 2010
martes, 22 de junio de 2010
Pichow
Dear, I fear we're facing a problem
You love me no longer, I know and
Maybe there is nothing that I can do
To make you do
Mama tells me I shouldn't bother
That I ought to stick to another man
A man that surely deserves me
But I think you do
So I cried, I prayed and I begged
Love me, love me, say that you love me
Fool me, fool me, go on and fool me
Love me, love me, pretend that you love me
Leave me, leave me, just say that you need me
So I cry, and I lang for you to
Love me, love me, say that you love me
Leave me, leave me, just say that you need me
I can't care 'bout anything but you
Lately, I have desperately pondered
Spent my nights awake and I wonder
What I could have done in another way
To make you stay
Reason will not reach a solution
I will end up lost in confusion
I don't care if you really care
As long as you don't go
So I cry, I pray and I beg
Love me, love me, say that you love me
Fool me, fool me, go on and fool me
Love me, love me, pretend that you love me
Leave me, leave me, just say that you need me
So I cry, and I lang for you to
Love me, love me, say that you love me
Leave me, leave me, just say that you need me
I can't care 'bout anything but you
Anything but you
Love me, love me, say that you love me
Fool me, fool me, go on and fool me
Love me, love me, I know that you need me
I can't care 'bout anything but you
lunes, 21 de junio de 2010
una herida absurda
sin la debida atención, las palabras son solo manchas en la retina, no duran más allá del siguiente pantallazo, el triunfo de la posmodernidad, el capitalismo de la supremacía del individuo, el éxito.
Lastima, bandoneón,
mi corazon
tu ronca maldición maleva...
Tu lágrima de ron
me lleva
hacia el hondo bajo fondo
donde el barro se subleva.
¡Ya sé, no me digás! ¡Tenés razón!
La vida es una herida absurda,
y es todo, todo, tan fugaz
que es una curda, ¡nada más!
mi confesión.
Contame tu condena,
decime tu fracaso,
¿no ves la pena
que me ha herido?
Y hablame simplemente
de aquel amor ausente
tras un retazo del olvido.
¡Ya sé que te hago daño!
¡Yo se que te lastimo
llorando mi sermón de vino!
Pero es el viejo amor
que tiembla, bandoneón,
y busca en el licor que aturda,
la curda que al final
termine la función
corriéndole un telón al corazón.
Un poco de recuerdo y sinsabor
gotea tu rezongo lerdo.
Marea tu licor y arrea
la tropilla de la zurda
al volcar la última curda.
Cerrame el ventanal
que arrastra el sol
su lento caracol de sueño,
¿no ves que vengo de un país
que está de olvido, siempre gris,
tras el alcohol?
jueves, 17 de junio de 2010
rebirthing d.o.s.
............ponemos nombres a lo que nos pasa
............y nos confundimos
............y le llamamos amor
yo. ¿Cómo puede el amor convertirse en dolor?
(Pascal, alza la mirada celeste que tiene, sonríe tiernamente y con un ingenuo acento francés me responde)
Pascal. ¿Qué tipo de amor?
yo. Claro...
lunes, 14 de junio de 2010
en el lapso
el deseo, el simple deseo,
lo que queremos,
dando vueltas y regresando.
mientras,
los días con nubes no cesan.
miro tumbado desde el sillón
y la avenida suena.
jueves, 10 de junio de 2010
Para verse hacia adentro hay que maquillarse
invitada: Rocío Carpio
Proyecto EXODODEDOSEXOS Una mirada escénica sobre la identidad sexual. con: Simonné Bernardette y Malva Malabar
El inicio es una trasgresión de los límites entre lo documental y lo teatral. ¿Por qué? No porque la obra inicie mientras la gente iba entrando, ni por su comienzo disuelto en la postura casual del tras bambalinas. Por el loop. Por ese “rewind” en el que Malva Malabar repite sus líneas, casi imperceptiblemente, en una escena clonada un segundo después de ser interpretada, como para calentar motores. ¿Era intencional? ¿Era improvisado? No importa. Desde allí, desde ese preciso detalle casi desapercibido es que inicia la construcción de la atmósfera de la obra. La repetición anuncia que puede ser un ensayo, que es una obra en construcción, que incluso quiere llevar al espectador a un segundo nivel: el falseo de la impostación, que por ser un “menos por menos” se convierte en una puesta en escena naturalista. Hay una intención que persigue la verosimilitud.
La obra empieza en la superficie, en el maquillaje como la corteza del travestimiento. Simonné Bernardette y Malva Malabar se recubren de polvos, sombras, brillantinas, se dibujan la máscara. La persona que nace al abandonar la piel velluda, el pelo corto, el pecho plano, que se embute en un maravilloso vestido, esa persona nace sólo para desvestirse en el tablado. Mientras más maquillaje más verdad. No es un show drag, no es un espectáculo queer aunque a veces quiere serlo, y otras, lo escupe en la cara. Unas veces hecha mano del recurso facilista del chiste gay, otras se aleja completamente de esa estética e incluso la desprecia al intentar cavar. Ir hacia adentro. De eso se trata Éxododedosexos. Es una cirugía de vientre abierto, es una disección incluso, porque habla de la desazón, de la incomodidad que produce la duda, la indecisión y el cisma. De la melancolía del no-ser. Un sentimiento intermedio, suspendido, pero no estático. Resulta inquietante ver “sufrir” al personaje vivaz de Malva. Inquietante y atractivo. Ella esta vez es la suma de dos condumios. La tragicomedia que Juan Carlos Cucalón quiso escribir y que terminó siendo más que eso. La evidencia del ser partido en dos, la escenificación de la nostalgia del cuerpo y del alma. El espectáculo del desmembrado. Como en una cirugía, nuevamente.
Éxododedosexos es el teatro dentro del teatro. Ésta vez el cliché se salva gracias a la analogía de la puesta en escena y el tras-escenario, con el travestimento y el ser que habita detrás del maquillaje. La desnudez es en dos niveles. Dos actrices travistiéndose mientras esperan montar un texto de Tenesse Williams, se interpretan a sí mismas, se documentan desde ese no-espacio que constituye el camerino. Se trata de un texto potente, aunque de nivel disparejo, que saca ventaja muchas veces de su fluidez rítmica y de los límites imperceptibles entre el desahogo de la improvisación y el rictus del texto dramático.
En un principio, el juego escenográfico denota un duelo, el lenguaje corporal y la disposición espacial conducen hacia un combate de fuerzas equivalentes e inversamente proporcionales. Cada personaje es el negativo del otro y viceversa. Eso, en un principio y por ciertos instantes en los que se rompe el ritmo. Luego, deja de serlo de golpe: se convierte en un vaivén que oscila entre la superficie y entraña-a-la-vez de Simonné, y la ruptura del adentro y el afuera de Malva. En ese ondular dramático, los cuerpos se ven cómodos, el diálogo visual trata de absorber el escenario. Por eso lo simple de la escenografía, los dos clásicos sillones pop y una pequeña mesa de maquillaje que sirve de equilibrio. ¿Esto no era un talk show?
La sincronía de los movimientos nos hace olvidar que a veces falta precisión en el manejo espacial. Otras veces, se resuelven vacíos dramatúrgicos con el recurso del mano a mano y entonces regresamos al Talk Show. Pero éste es ingeniosamente destruido por una dirección acertada: el manejo del silencio -que llega incluso a ser un personaje más- es un estético y efectivo recurso que quita el apoltronamiento escenográfico y espacial del teatro basado en lo oral. Martín Miguel Vaamonde dirige con habilidad el ritmo dramático y deja que la obra adquiera otra atmósfera, la cual me atrevería a decir, se sale del molde clásico –localmente hablando- de las puestas en escena de este tipo.
Una observación personal: Malva es infinitamente solvente cuando se trata de improvisar o de encarnar la improvisación. Quizás lo sea en menor medida cuando recita sus líneas, con lo que la expresividad decae por momentos. Otros, el titubeo y la inseguridad propios del “zapato nuevo” dejan ver las costuras de la obra. La experiencia sobre las tablas de Malva señala la inexperiencia de Simonné, quien pese a tener un problema de dicción, finalmente logra controlarlo con gracia y sale airosa de la prueba. Una incomodidad de estreno, de primera puesta en escena, es aceptable a mi punto de vista pero debe ser trabajada. El zapato debe ser ablandado y llegar a calzar tan suave como un guante. Malva y Simonné deben no sólo vestirse con sus líneas, sino encarnarse en ellas y creérselas. Cosa que no considero difícil debido al alto nivel de intimismo que contiene el texto de Cucalón. Un texto sincero, crudo y decidor. Casi revelador del mundo del que está detrás… Cuando la obra se caliente, cuando adquiera recorrido, cuando el loop deposite a cada quien en su lugar, entonces tendremos un producto sólido. Una obra que vale la pena estar en temporada.